El número de aragoneses que solicitaron ser inscritos en el Registro del Juego de Prohibidos de Aragón (Rejup) se disparó durante el primer semestre del año. Este fichero permite a las personas que presentan algún problema o adicción cerciorarse de que los salones de juego de la Comunidad les impedirán el acceso en caso de verse superados por la tentación de volver a jugar.

Si a finales de 2016 eran 1.590 los aragoneses dados de alta en este registro, a día de hoy son 2.010 los vecinos de la Comunidad que se han ‘autoprohibido’ frecuentar bingos, casinos, salas recreativas y salones de apuestas. Y muchos de estos no han cumplido la mayoría de edad. En solo siete meses, se han añadido al fichero autonómico 420 personas, más que en cualquier ejercicio completo precedente desde que se creó este recurso en el año 2004. En todo el 2016, por ejemplo, se inscribieron 314.

En agosto del año pasado, el Gobierno de Aragón extendió a todos los salones de juego la obligación de identificar a todos sus clientes. Desde entonces, las salas deben conectarse a diario al Registro de Autoprohibidos para actualizar la información y, en base a ella, impedir el acceso a todas las personas que figuren en él. De no hacerlo, los propietarios se exponen a multas de 1.500 euros. Además, si durante una inspección la Policía detecta la presencia de un autoprohibido en el establecimiento, puede imponer a la empresa otra sanción de 3.000 euros.

Estos cambios perseguían contribuir a la rehabilitación de los afectados por alteraciones derivadas de la adicción al juego, por lo que la Asociación Aragonesa de Jugadores de Azar en Rehabilitación (Azajer) los valoró de forma muy positiva. A lo largo del año pasado, 156 personas participaron en el programa terapéutico de esta asociación, que también ofreció apoyo a 234 familiares directos.

Tragaperras

Pese a los avances, las máquinas tragaperras siguen siendo la asignatura pendiente. A día de hoy, hay más de 6.400 funcionando en establecimientos hosteleros de la Comunidad y todavía no hay forma de hacer extensiva a ellas la autoprohibición. Según se desprende de un estudio clínico publicado este año por la Dirección General de Ordenación del Juego, estas máquinas son el tipo de juego con mayor prevalencia entre las personas en tratamiento por ludopatía. El 74% de los pacientes que participaron en este estudio reconocieron escoger las máquinas recreativas con premio como juego preferente. El 76% en el caso de los hombres y casi el 54% en el de las mujeres. Preferencia que se repite en todos los grupos de edad.

Precisamente, hace apenas unas semanas, una pareja de ‘sintecho’ que frecuenta el paseo de la Independencia de Zaragoza reconocía que la situación de mendicidad en la que se encuentran se debe, en parte, a la adicción de él a este tipo de máquinas. Antes trabajaba en la construcción y jugaba "de vez en cuando" a las tragaperras. Cuando llegaron la crisis y los problemas para encontrar trabajo, su relación con el juego se intensificó. En un principio, dice, buscaba recuperar las cantidades perdidas, pero reconoce haber "perdido el control".

La autoprohibición autonómica se puede realizar en el edificio Pignatelli, en las delegaciones provinciales de la DGA o en las unidades de la Policía Adscrita. La inscripción en este registro tampoco impide por sí misma acceder a páginas de juego online aunque, al realizarla, se puede solicitar también la inclusión en el Registro de Prohibidos de ámbito nacional, que sí las incluye.