“Mis compañeros no fuman ni comen a nuestro lado, respetan el Ramadán”

La comunidad musulmana en Aragón guarda este ayuno, que dura unas 18 horas al día.

“Mis compañeros no fuman ni comen a nuestro lado, respetan el ramadán”
“Mis compañeros no fuman ni comen a nuestro lado, respetan el ramadán”

Cuando el reloj marca sobre las 21.35 y el sol se esconde entre los edificios del barrio de San Pablo, en la calle de Miguel de Ara empieza a oler a té. Procede de la casa de la familia Lehbib. Boullahí y su esposa no prueban bocado ni beben nada desde el alba. Están de Ramadán.

Esta es una familia de los 54.000 islámicos que residen en Aragón, 26.000 en la capital aragonesa, que desde el 27 de mayo guardan ayuno. Una muestra de fe que este año es difícil sobrellevar dadas las altas temperaturas. “Las condiciones meteorológicas no son favorables para ayunar”, confiesa Famaz Nahhas, presidente de la Comunidad Islámica de Aragón.

Los niños, embarazadas, enfermos, ancianos o personas que trabajan en puestos de grandes esfuerzos físicos, como jornaleros del campo o albañiles, están libres de seguir el Ramadán. “Los imanes aprueban que algunas personas no lo practiquen, dependiendo de sus circunstancias. A cambio, tienen que ayudar a alguien, como ofrecerle comida a los necesitados”, comenta Boullahí, un saharaui que llegó a Zaragoza hace 10 años.

“Mis compañeros no fuman ni comen a nuestro lado, nos respetan”, afirma Boullahí, que compagina la docencia de árabe con el trabajo de traductor. Sin embargo, “hay empresas que conocen la situación y no modifican los horarios”, indica Nahhas.

Dulces y té

El azúcar es una de bases de las comidas que elaboran durante el ramadán. “Comemos bastantes dátiles, porque son unas fuente de nutrientes necesaria para estas semanas”, apunta Boullahí, mientras juega con su hija de dos años.

El agua, los zumos y el té son otros de los imprescindibles de estas fechas. “Nosotros tomamos té saharaui que se divide en tres partes. Primero el amargo, como la vida. Después el dulce, como el amor. Y por último, bebemos el suave, como la muerte”, explica Lehbib.

Esta dieta se prolongará hasta el próximo 24 de junio, cuando finalice el Ramadán.

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