El pueblo que votó 'sí' a la instalación de una central nuclear en Aragón

Hace 40 años, los vecinos de Escatrón apoyaron en un referéndum ante notario el proyecto de construcción de una planta nuclear en el municipio, con un 93,92% del censo a favor.

Mapa de centrales nucleares en funcionamiento, en construcción y en proyecto publicado en 1974
Mapa de centrales nucleares en funcionamiento, en construcción y en proyecto publicado en 1974
Heraldo

A comienzos de los 70, y con la crisis del petróleo de fondo, comenzaban a proliferar decenas de proyectos para instalar centrales nucleares por todo el mundo. En 1974, se anunciaba de manera oficial que España contaría con 23 plantas nucleares al comienzo de la década siguiente. Mientras, se ponían en marcha 16 planes de construcción, que se sumarían a las 4 centrales que entonces ya estaban prácticamente terminadas, además de las de Zorita, Garoña y Vandellós I, ya en funcionamiento.

Aragón iba a albergar nada menos que 3 instalaciones nucleares que se ubicarían en los municipios de Chalamera, Sástago y Escatrón. La preocupación por estas futuras centrales, además de otra proyectada en Tudela, suscitó la idea de que el Ebro podría convertirse en un “río nuclear”.

Hubo movilizaciones en contra y también algunas a favor, sobre todo por parte de vecinos y trabajadores de la central térmica de Escatrón, que veían en la instalación nuclear una salida para no perder su empleo.

La central térmica de Escatrón en 1958

Su construcción inquietaba, además, por la posible afectación en el abastecimiento de agua para usos agrícolas, además del peligro que pudieran ocasionar accidentes nucleares como los ocurridos en Canadá, Rusia y Reino Unido, en la década de los 50 -Otro percance tendría lugar a finales de los 70 en Estados Unidos, en la central de Three Mile Island, solo unos días después del estreno del filme ‘El síndrome de China’, cuyo argumento gira en torno al riesgo de un accidente nuclear-.

La central de Escatrón

La central térmica de Escatrón entró en funcionamiento en los primeros años de la década de los 50, un hecho que significó un importante cambio en la actividad laboral de sus habitantes. Muchos de ellos comenzaron a trabajar en la nueva planta y la agricultura, hasta entonces principal medio de subsistencia, quedó en segundo plano.

Bautista Antorán Zabay tenía 14 años cuando entró de aprendiz en la central, en 1956. Allí se formó como mecánico-ajustador en la Escuela de Aprendices “pionera en España” de la empresa nacional Calvo Sotelo, entonces a cargo de la central hasta su posterior relevada por parte de Endesa.

“Estuve 4 años en la escuela y trabajábamos de forma excepcional: dedicábamos medio día a las clases y el otro medio lo pasábamos en los talleres, donde se formaron mecánicos, electricistas, carpinteros, bobinadores, torneros, fresadores, mecánicos de automóviles, caldereros, forjadores...”, recuerda Antorán.

El proyecto del Complejo Industrial del Ebro tenía como objetivo aprovechar el carbón de lignito de la cuenca minera de Teruel para producir energía eléctrica por medio de su combustión. “El problema es que contaminaba mucho, el carbón de la cuenca minera de Teruel es muy rico en azufre, y en la central solo se quemaba carbón de esas características, transportado a través del ferrocarril que había desde Andorra hasta Escatrón”.

La instalación necesitaba mejoras, se había quedado obsoleta -como también sucedió con la de Aliaga- cuando ya existían nuevas técnicas para quemar el carbón que resultaban menos contaminantes. “Yo era miembro del jurado de empresa, lo que hoy se conoce como comité, cuando nos citó el director de Endesa, Antonio Linares, junto con Victoriano Muñoz Lamata, que era el director de la térmica de Escatrón, para decirnos que si se planeaba implantar una nueva térmica sería aquí. Nos pusimos muy contentos porque así se solucionarían los problemas derivados de la contaminación, que además habían sido denunciados por parte de los labradores de la zona”, cuenta.

Térmica de Andorra

Sin embargo, unos meses después apareció una noticia en Heraldo que informaba del proyecto de una nueva central térmica en Andorra. “Nos quedamos estupefactos porque aquello no era lo que nos había dicho el director general de Endesa, junto con el director general de Termoeléctrica del Ebro, que era nuestra empresa filial de Endesa. La noticia causó un gran revuelo entre los trabajadores, ya que veían peligrar su empleo. En la época de su construcción habían llegado a trabajar 1.000 personas y en aquel momento la central contaba con alrededor de 300 empleados”, añade.

Posteriormente, y tras confirmarse el proyecto de la térmica de Andorra, “nos comentaron a los trabajadores de Escatrón los planes de la empresa para construir una central nuclear en Escatrón”, revela.

Centrales nucleares de Escatrón y Sástago

Pese a la oposición de varias organizaciones y colectivos de la zona, la localidad celebró un referéndum en febrero de 1977 que contó con la presencia del notario de Caspe. La encuesta tuvo como resultado un respaldo unánime al proyecto nuclear. De las 1.300 personas que componían el total del censo (mayores de 18), 1.221 votaron a favor, 40 en contra y 39 se abstuvieron. “Queríamos la central nuclear porque si no los trabajadores nos veíamos abocados a perder el trabajo o, en el mejor de los casos, tener que marcharnos a vivir Andorra, como así ocurrió en 1978”, apostilla.

“Hicimos unos viajes a Ascó, que estaba en construcción, y a Garoña, entre otras instalaciones nucleares, y estuvimos hablando con el personal. A algunos ya los conocíamos porque habían trabajado en la central de Escatrón y se habían marchado a trabajar a aquellas centrales. Desde el punto de vista laboral no veíamos ningún inconveniente”, reconoce.

Zorita

Placa conmemorativa de la inauguración de la central de Zorita, en un fotograma del No-Do

Sin embargo, el panorama de un ‘Aragón nuclear’ tuvo una fuerte oposición popular, sobre todo a partir de 1975. “Hubo manifestaciones en Caspe, La Puebla de Híjar… los pueblos de alrededor no querían la central y, finalmente, no se construyó. La térmica de Escatrón se cerró, nos mandaron a 140 familias a Andorra y allí he estado durante 25 años, desde septiembre de 1978 hasta el año 2003.

Del mismo modo, se frenó el proyecto de central nuclear en Sástago, que iba a contar con 2 reactores, Aragón I y Aragón II; así como el de la planta nuclear prevista en la localidad de Chalamera, en el Bajo Cinca. La fuerte oposición vecinal tuvo finalmente el apoyo de la Administración en 1979, cuando esta decidió detener la construcción de nuevas plantas. En años posteriores, la llamada ‘moratoria nuclear’, promovida a principios de los 80 por el gobierno de Felipe González, llevó a cabo la suspensión y reestructuración de los programas de energía nuclear previstos hasta entonces.

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