Inquietud entre los ganaderos ante proximidad del virus de la 'lengua azul' a Aragón

Esta enfermedad causó importantes problemas en 2008, también por los inconvenientes que trajo la vacuna preventiva.

Los ganaderos aragoneses se muestran inquietos por la proximidad de la lengua azul
Los ganaderos aragoneses se muestran inquietos por la proximidad de la lengua azul
Heraldo.es

Fue un quebradero de cabeza importante para los ganaderos aragoneses hace casi diez años y ahora la cercanía de un nuevo foco vuelve a ponerles en alerta. La enfermedad de la lengua azul o fiebre catarral ovina es un virus que se transmite al ganado tanto bovino como ovino por medio de un mosquito, causando inflamación de las mucosas, fiebre y en algunos casos la muerte del ganado.

Aunque no tiene riesgo alguno para los humanos, por su persistencia ha sido una de las enfermedades contra las que más se ha luchado en la ganadería recientemente. De hecho, se daba por prácticamente erradicada en Europa desde los años sesenta, hasta que en los últimos veinte años se han encontrado nuevos focos. Los más recientes en España, en Andalucía y Extremadura desde 2014, lo que ya obligó a tomar precauciones. Sin embargo, es la extensión de la enfermedad en Francia durante el año pasado, y de un nuevo foco al otro lado de los Pirineos en la últimas semanas, lo que ha hecho que vuelva a tenerse en cuenta en el campo aragonés.

Aunque fuentes veterinarias y diversos informes sitúan la tasa de mortandad de esta enfermedad entre un 10 y 20% en el ganado ovino, al que afecta de forma más virulenta que a las vacas, su cercanía preocupa a los ganaderos por las restricciones para el tránsito y comercio internacional que puede tener su producción si se detecta un foco. Y más aún, por la posible obligatoriedad de vacunar a todas las reses, ya que hace diez años, los ganaderos se quejaron que buena parte del ganado vacunado acabó desnutrido y en algunas ocasiones generando más tasas de mortandad que la propia enfermedad.

“La enfermedad en sí no es ni mucho menos de las más graves, pero sí que tiene unas restricciones importantes en lo económico para los ganaderos si se detecta un foco. Sin embargo lo que más nos preocupa es la vacuna. Es el clásico ejemplo que hace bueno el dicho de que la cura es peor que la enfermedad. Y no es broma, muchas explotaciones aún están recuperándose de lo que supuso la vacunación hace casi una década”, explica Joaquín Solanilla, representante del sector ovino de Uaga.

El caso de 2008 y la situación actual

En 2008, tras detectarse algunos focos en Aragón, se obligó a vacunar a todos los animales que podrían ser contagiados. Sin embargo, tras cumplir la orden, muchos ganaderos alertaron de que sus ganados empezaban a comer cada vez menos, hasta el punto de dejar de ser productivos, no poder criar, e incluso llegar a fallecer.

Entonces, una lluvia de informes encontrados a favor y en contra de la vacuna de la lengua azul pusieron el debate en el campo aragonés. Nunca llegó a existir un consenso claro sobre lo que ocurrió, y fuentes veterinarias aseguran que el debate prosigue en la actualidad. Algunos informes, 29 de ellos realizados en Aragón, aseguraban que la vacuna disminuía el apetito de los animales o que les llegaba a trastocar las funciones para metabolizar proteínas. Otros, por el contrario, aseguraban que la vacuna no era causante de estos efectos.

A día de hoy, y dada la presencia de focos controlados en España desde 2014, el año pasado el Magrama emitió una orden por la que todas las autonomías peninsulares debían vacunar con distintos grados de obligatoriedad. En el caso de Aragón, la vacuna fue obligatoria para todo el ganado vacuno y ovino mayor de tres meses. Sin embargo, y vista la incertidumbre de lo ocurrido hace tres años y la preocupación de los ganaderos, en Aragón se vacunó al 100% del vacuno y una cantidad importante pero no total de la cabaña de ovino, según explican desde la DGA.

Ahora, y dado que el Ministerio va a emitir próximamente una nueva actualización de la orden para vacunar, los sindicatos Uaga y Asaja en Aragón reclamaron que para esta nueva campaña la vacunación fuera voluntaria, y el borrador de la que será la futura orden les ha tomado la palabra. Por lo tanto, la vacunación será solo opcional mientras no haya casos contrastados, aunque eso sí, de detectarse un foco en la Comunidad tendría que vacunarse de urgencia a toda la cabaña, señalan desde el Departamento de Desarrollo Rural del Gobierno Aragonés.

Desde esta área de la DGA se explica también que el serotipo de la enfermedad que está más próximo a Aragón (el 8) es de los menos dañinos y que en Francia, aunque se ha extendido por más de 400 focos, no ha causado problemas relevantes.

Esto no obstante no evitaría que de detectarse un caso en Aragón se formara, en base a la normativa europea, un cordón que restringiría los movimientos del ganado, su entrega a matadero y su exportación, por lo que los ganaderos están tomando medidas preventivas para evitar un problema que podría mermar de forma importante la rentabilidad de sus explotaciones.

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