Pueblos que cambian proyectos eólicos por ganado

En Pozondón, en la Sierra de Albarracín, sus terrenos han pasado de ser objeto de deseo para parques eólicos a subastarse como pasto.

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Pueblos que cambian proyectos eólicos por ganado
Heraldo

Pozondón, un pequeño pueblo de la Sierra de Albarracín con apenas 60 vecinos censados en la actualidad, llegó a tener hace unas décadas hasta 10.000 cabezas de ganado. Eran otros tiempos para el pueblo, que a mediados del siglo pasado, con más de 500 habitantes, casi multiplicaba por diez su población actual.


Ahora, y ante la falta de recursos para mantener los gastos fijos del pequeño Ayuntamiento, el pueblo ha decido volver a sacar a subasta parte de su amplio término municipal para arrendarlo como pasto a los ganaderos. “Es el único uso que le podíamos dar porque no tenemos buenas tierras para cultivar, pero sí que son buenas para el ganado”, comenta su alcalde, Jesús Barquero.


La decisión de Pozondón -para la que han construido un par de apriscos con el fin de acondicionar estas hectáreas- es similar a la que tomó Ródenas, otro pueblo de la misma comarca. En estos dos municipio junto con Bronchales, Albarracín y Santa Eulalia estaba prevista la construcción de un parque eólico que la reforma energética acabó de parar.


El parque eólico Santos de Piedra, como se iba a llamar, ha sido otro de tantos que el recorte de primas a las renovables ha dejado en unos cuantos procedimientos de solicitud en el BOA. “Habría sido un proyecto perfecto para pueblos como este que no tiene capacidad apenas de crecer, pero está parado y sin visos de recuperarse”, comenta el alcalde, que ha visto en un retorno a la ganadería el único punto de salida.

¿Puede la ganadería extensiva ayudar a recuperar los pueblos?


El caso de Pozondón es similar al de otros tantos municipios de Aragón que luchan contra la despoblación sin demasiadas armas. En ellos, la ganadería podría ser una opción de mejora, según recoge un reciente informe elaborado por el Consejo de Protección de la Naturaleza de Aragón publicado recientemente.


El informe señala las dificultades que tienen actualmente las explotaciones ganaderas, que más allá de las idas y venidas de los precios, y varias dificultades a la hora de justificar pastos en la PAC, cuenta con el mismo enemigo que otras tantas actividades ligadas al medio rural: la despoblación.


No en vano, ganados tan comunes como el ovino han perdido cerca de un millón de cabezas y 2.000 explotaciones en la última década debido al escaso relevo generacional.


Ante esto, el documento del CPN proponía la puesta en marcha de ayudas más ligadas a la conservación del medio ambiente y la retroalimentación de esta actividad con los pueblos en los que pasten o tenga lugar la explotación. Para ello, recoge una fórmula, la del Contrato Territorial de Explotación que aunque existe de forma regulada desde 2013 aún queda por implantar. Estos contratos, de forma opcional, facilitan a agricultores que se comprometan con una serie de objetivos también variables a cuidar los residuos que genera, iniciar proyectos de I+D en su actividad o contribuir de alguna forma a su entorno.

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