Tercer Milenio

En colaboración con ITA

El Pacto por la Ciencia reunirá a figuras como López Otín, Elías Campo o Mateo Valero

La DGA quiere contar con los mejores investigadores aragoneses en la firma del documento, el 21 de diciembre. Garantizar un 1,3% del PIB para la Ciencia y atraer y consolidar talento son dos de los pilares del compromiso.

El Pacto por la Ciencia conseguido en Aragón quiere tener unos padrinos de excepción y candidatos no le van a faltar: son muchos los aragoneses (o adoptados como tales en los institutos de investigación de la comunidad) que han creado escuela dentro y fuera de nuestras fronteras. Ahora, el Gobierno de Aragón quiere conseguir que la rúbrica del documento, el 21 de diciembre, logre visibilidad y, de paso, sirva para reconocer e impulsar el talento de la tierra. Por eso, se está preparando una larga, pero selecta, lista de invitados.


Si no surgen inconvenientes, se espera que asistan figuras como Carlos López-Otín, Mateo Valero y Elías Campo. Ellos son solo tres de los aragoneses que han llegado a lo más alto en la carrera investigadora, y por eso se quiere contar con su presencia. También se ha cursado invitación a otros primeros espadas, que trabajan tanto dentro como fuera de la comunidad, aunque su nombre no ha trascendido.


Desde el departamento de Innovación, Investigación y Universidad concretan que se está invitando tanto a científicos como a empresarios, sindicatos, clústeres o empresas ligadas de una u otra forma a la ciencia, y no ocultan que quieren lograr "la máxima representación posible".


El investigador de origen altoaragonés Elías Campo recibió hace unos días de manos de Felipe VI uno de los galardones de los prestigiosos premios Rey Jaime I, en concreto el que se concede a la Investigación Médica de excelencia. Como el resto de los científicos reconocidos, destinará los 100.000 euros recibidos al desarrollo de proyectos de investigación, a la contratación de jóvenes talentos o a la difusión de las iniciativas que llevan a cabo.


Nacido en Boltaña, Campo ha dedicado su vida a cercar a la leucemia. El director de Investigación e Innovación en el Clínic de Barcelona forma parte del Consorcio Internacional del Genoma y trabaja en el proyecto del genoma de la leucemia linfática crónica, un tipo de cáncer en las células de la sangre.


Precisamente, en este proyecto colabora con Carlos López-Otín, otro altoaragonés nacido en Sabiñánigo que ahora trabaja en la Universidad de Oviedo. Este científico, que fue premio nacional de Investigación Santiago Ramón y Cajal en Biología y este año recibió el Premio Aragón 2016, es otro de los grandes exponentes de esta tierra.


Mateo Valero, nacido en Alfamén (Zaragoza), es el director del Barcelona Supercomputing Center (BSC), algo así como el gran cerebro nacional de la investigación, y una eminencia mundial. Se le considera el pionero de la supercomputación en España, una disciplina que construye y trabaja con ordenadores de alto rendimiento, piedra angular de la nueva sociedad. Hace unos meses, sumó a su larga lista de premios uno más, el Seymour Cray, el ‘Nobel’ de la supercomputación. Es el primer europeo que lo recibe.

¿Qué se espera del Pacto?

La redacción del Pacto por la Ciencia que ahora por fin se hará realidad en Aragón se sustenta sobre cuatro compromisos: con la sociedad y la comunidad científica, de estabilidad financiera, de planificación y de convergencia con la Unión Europea. Además de especificar una dedicación mínima del 1,3% del PIB a investigación a corto plazo –"para alcanzar a medio plazo la media europea", reza el texto–, también precisa la necesidad de transparencia a la hora de desarrollar los presupuestos. El aumento de inversión, que se subraya que ha sido "insuficiente" hasta ahora en el sector, se justifica con los beneficios que trae a la sociedad.


No obstante, sigue siendo un documento de mínimos si se compara con lo conseguido en otros países. Los investigadores son, en general, críticos. Insisten en que dar pasos desde Aragón es positivo, pero que debe acompañarse de un gran pacto nacional con una financiación adecuada y muchas menos trabas para la contratación de investigadores que se quieren captar.

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