Las estaciones aragonesas afrontan con ilusión y nieve el inicio de temporada

Formigal-Panticosa y Cerler ofrecen más de 115 kilómetros esquiables, mientras que Candanchú y Astún disponen de 40

Imagen de la estación de Valdelinares este lunes por la mañana
Aramon cierra la campaña de Navidad con cerca de 200.000 esquiadores en sus pistas

Las estaciones invernales del Pirineo aragonés afrontan desde este viernes la temporada de esquí con una ilusión que no les acompañaba desde años atrás, porque la nieve, el llamado "oro blanco", no se ha hecho esperar y cubre ya las laderas con las que sueñan miles de esquiadores.


Y es que las montañas de Aragón albergan el mayor dominio esquiable de España, los 283 kilómetros que suman las cuatro estaciones del grupo Aramón, la mayor parte de los cuales se localizan en asombrosos paisajes helados salpicados de escarpados laberintos rocosos.


A esta oferta se suman otros 100 kilómetros más, el denominado Dominio Esquiable 100 K, fruto de la alianza que ha unido esta temporada a la estación decana del país, Candanchú, con la vecina de Astún.


Un espeso manto blanco, el suficiente para calmar las ansias de esquiadores que aguardaban el comienzo de la nueva temporada, cubre las pistas por las que surcarán a partir de hoy aficionados procedentes de distintos puntos del país. El temporal de frío y nieve registrado días atrás bendijo a las montañas aragonesas con una nieve polvo de excepcional calidad que el personal de las estaciones, con la ayuda de cañones de innivación, mantienen desde entonces en perfectas condiciones para el inicio de la temporada.


El calentamiento global o el cambio climático no han condicionado este año el inicio de la temporada ni demorado la esperada apertura de las estaciones invernales aragonesas.


Sólo las estaciones de Aramón en el Piricerneo, Formigal-Panticosa y Cerler, ofrecerán a partir de este viernes a los esquiadores la posibilidad de deslizarse por más de 115 kilómetros de pistas, con espesores de nieve polvo de hasta medio metro.


Por su parte, Candanchú y Astún disponen entre ambas de más de 40 kilómetros de pistas con los que satisfacer las expectativas de los aficionados a la nieve. El director de la estación de Astún, Andrés Pita, asegura afrontar el inicio de la temporada con el "mejor ánimo del mundo" y con la esperanza de que la oferta conjunta con Candanchú sea un foco de atracción a sus pistas.

Para Pita, el largo puente festivo de la Constitución y de la Inmaculada y las previsiones climatológicas de buen tiempo presagian una afluencia masiva de esquiadores a sus instalaciones.


El director de Aramón, Antonio Gericó, también se muestra ilusionado con las previsiones para los próximos días festivos, "un puente robado al invierno, porque aún estamos en otoño", añade. Gericó, satisfecho por el hecho de que la meteorología "nos haya sonreído este año", valora, el esfuerzo "importante" realizado para ofrecer al visitante una renovada web que aporta abundante información sobre el conjunto de la oferta de nieve y lúdica de Aramón y que facilita también el tránsito del aficionado hasta su destino.


Entre las novedades previstas para este año está la habilitación de espacios "snow-fun", destinados a personas que viajan a las estaciones para tener su primer contacto con la nieve y que no incluyen el esquí entre sus actividades. Estos espacios, destaca Gericó, permitirán a este público deslizarse en trineos con perros, andar con raquetas sobre la nieve o construir iglús.


En los valles del Pirineo aragonés, la nieve no se ve como una inclemencia meteorológica sino como un maná cargado de ilusiones y de esperanza de futuro, uno de los principales motores de las economías locales.


La aventura de la nieve comenzó en el invierno de 1928 en un recóndito y alejado rincón del Pirineo aragonés, el valle del Aragón, donde fue inaugurada ese año la estación de Candanchú.

Los habitantes de la zona veían entonces con asombro como extrañas figuras descendían a gran velocidad de las montañas, en un ciclo continuamente repetido.


Ahora, la industria de la nieve mueve cada temporada en Aragón más de un millón de personas y constituye el 7 por ciento del PIB (producto interior bruto) regional.

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