Cientos de veces hemos escuchado advertencias sobre drogas del tipo: ¿sabes lo que consumes?, ¿conoces los riesgos?, ¿qué es lo que se vende realmente en la calle? A pesar de las advertencias, los jóvenes de hoy en día adquieren sustancias ilegales sin saber qué es lo que están comprando, cifras que se disparan durante el periodo estival con motivo de los festivales multitudinarios que reúnen a miles de personas. Ante este problema han surgido iniciativas en todo el mundo basadas en dos claves: la información y el respeto.

Así nace la asociación aragonesa Consumo ConCiencia, semejante a experiencias como Energy Control o Hegoak que llevan años operando con gran éxito en otras ciudades españolas, y con el mismo objetivo: reducir los riesgos derivados del consumo de drogas. “Ofrecemos información desde el respeto y la educación en responsabilidad sin decirle a nadie lo que debe de hacer”, explica Javier Sánchez, promotor del proyecto.

No solo ofrecen información sobre el consumo de drogas sino que, además, realizan análisis gratuitos de sustancias o bien desde su local, o en un 'stand' que habilitan en los distintos festivales que visitan. Existen tres tipos de pruebas: los test colorimétricos, el TLC o Cromatografía de capa fina, y la Cromatografía de gases con espectrometría de masas (GC-MS), solo disponible en laboratorios profesionales. La asociación aragonesa realiza los dos primeros, y media en la realización del tercero. “La primera prueba es instantánea y es la que llevamos a los festivales. Tan solo indica la presencia o no de una sustancia a través de una reacción hacia un color determinado”, asegura Sánchez. Disponen de nueve tipos y cada uno se elige dependiendo de la sustancia estudiada. “El Ehrlich se puede utilizar con LSD mientras que el Mandelin funciona bien con la cocaína”, explica.

Durante el mes de julio han visitado el NoWhere, que reunió a más de 1.500 personas en Sariñena (Huesca), y el Slap Festival, en el Campin de Zaragoza. En el primer caso se realizaron los test Mandelin, Marquis y Ehrlich sobre 24 de muestras de MDMA, 2-CB y LSD. En la segunda intervención, en la que se analizaron MDMA y cocaína, se utilizaron los test te Mandelin, el Simons y el Mecke. “Pudimos constatar la presencia de levamisol –un medicamento parecido al paracetamol que fue retirado del mercado- y de lidocaína –un anestésico utilizado en odontología- en 5 de las 6 muestras de cocaína analizadas”, asevera.

Hasta la fecha han realizado unas 40 pruebas aunque advierten que esta cifra no es representativa de la participación: “Durante las dos primeras repartimos más de 250 folletos y atendimos a unas 350 personas, muchas de ellas venían sin sustancias, solo a por información”. Además ya tienen confirmada su próxima cita, que será Pirineos Sur el próximo 30 de julio.

Se trata de un programa que cuenta con el respaldo de la Consejería de Sanidad, de la de Juventud y de la de Educación del Gobierno de Aragón así como de la Concejalía de Juventud del Ayuntamiento de Zaragoza. “Estas iniciativas acaban reduciendo problemas de salud y de orden público como lleva tiempo demostrándose en otros puntos de España”.

Cocaína, alcohol y cannabis

Tan solo en 2015 en Proyecto Hombre Zaragoza han atendido a casi 1.400 personas con patologías adictivas. “En los últimos años hemos notado un tendencia al alza en tratamientos de alcoholismo, seguramente propiciado por el inicio de la crisis económica. Sin embargo, en la población joven existe una gran presencia de consumo de cannabis y derivados", explica Jesús Sánchez, director de Proyecto Hombre en Zaragoza. Desde Proyecto Hombre aseguran que la principal sustancia de acceso a sus tratamientos continúa siendo la cocaína -con un total de 335 personas atendidas en 2015-, seguida del alcohol -con 235- y del cannabis -con 234-.

“La mayoría de consumos de época veraniega pueden ser experimentales y no tienen por qué desarrollar una patología adictiva, pero existe un riesgo evidente porque se rompe el umbral de la abstinencia”, añade Sánchez. Desde Proyecto Hombre hacen hincapié en su mensaje: “Es necesario que los jóvenes entiendan que no hay que consumir para pasarlo bien”.