Tercer Milenio

En colaboración con ITA

'Science' publica un trabajo del aragonés Jiménez Schuhmacher sobre el cáncer

El equipo del que formó parte en Nueva York ha encontrado el mecanismo por el que algunos tumores cerebrales se tornan resistentes.

El investigador zaragozano Alberto Jiménez Schuhmacher, en su laboratorio del  CNI.
El investigador zaragozano Alberto Jiménez Schuhmacher, en su laboratorio del CNI.
Marta Remartinez

El investigador aragonés Alberto Jiménez Schuhmacher (Zaragoza, 1980) acaba de publicar en la prestigiosa revista ‘Science’ su último trabajo con el grupo del Memorial Solan Kettering Cancer Center de Nueva York que dirige Joanna Joyce. El equipo del que formó parte hasta 2013 este discípulo de Mariano Barbacid ha encontrado en ratones el mecanismo por el que algunos tumores cerebrales se tornan resistentes y vuelven a salir, y ha puesto un tratamiento adicional para paliarlo.


El hallazgo puede constituir un hito en la oncología molecular al identificar cómo se produce el mecanismo de resistencia a las terapias en el entorno del tumor.  


Jiménez Schuhmacher, que en marzo de 2013 volvió a ser fichado por el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) con sede en Madrid, echa mano de un símil para explicar el hallazgo: considera el cáncer "un crimen celular organizado" en el que el jefe son las células tumorales, que necesitan de muchos compinches, células normales de su entorno a las que engaña en beneficio propio. Por ejemplo, los vasos sanguíneos le aportan nutrientes y oxígeno, otras células dan soporte... Por si fuera poco, las células del sistema inmune (macrófagos), que normalmente actúan como policías del cuerpo, se vuelven corruptas y en lugar de atacar al tumor, le protegen y ayudan a expandirse.


Hace unos años, el equipo de Jiménez Schuhmacher descubrió que los macrófagos ayudaban a las células tumorales del cáncer cerebral más letal, el glioblastoma. Consiguieron romper esa relación molecular al tratar el tumor con un inhibidor experimental que "reeducaba" a los macrófagos. Es decir, las células del sistema inmune dejaban de apoyar a las tumorales. "Era sorprendente, los tumores se reducían muchísimo y la supervivencia de los ratones aumentaba una barbaridad", cuenta Alberto Jiménez. Tanto es así, que varias instituciones han lanzado ensayos clínicos para probar en pacientes la eficacia de este inhibidor no solo en el glioblastoma, sino también en tumores de ovario, endometrio, mama metastásico. 


Pero faltaba por saber qué pasaba si se trataba a ratones con fases muy avanzadas del tumor, como ocurre en pacientes. "La doctora Joyce quería tratar un tiempo a ratones muy enfermos y ver qué pasaba al quitar el fármaco. Yo me empeñé por tozudez -que no tenacidad como prefiere llamarlo Carlos López Otín- y traté de forma continua durante meses a los roedores". En concreto, desde que volvió a Nueva York tras pasar la Navidad  en casa el 3 de enero de 2012 hasta que cerraron la ciudad estadounidense y el centro en el que trabajaba debido al huracán Sandy, a finales de octubre de ese año. Todos los días  de esos diez meses, excepto seis que viajó a España por motivos de salud de su padre, acudió Alberto Jiménez a tratar a los roedores. El nuevo reto: buscar al tercer compinche


Ahora tienen la respuesta a aquel trabajo. "Al principio, los tumores se reducen muchísimo, pero la mitad vuelven a crecer al cabo de varios meses. Haciendo muchos análisis bioquímicos, genéticos y bioinformáticos hemos visto que todo el entorno del tumor se remodela, como si fuera una herida, y manda señales a los macrófagos para que vuelvan a arreglar esa lesión".  Es decir, las células del sistema inmune se olvidan de la reeducación y se alían de nuevo con las tumorales, a las que mandan moléculas para que crezcan de nuevo. Pero esas señales u órdenes pueden ser bloqueadas con fármacos que ya existen. "Al combinar estos fármacos con el nuestro, los ratones viven mucho más. Ahora vamos a buscar quién ha dado el soplo, el tercer compinche y los datos apuntan a un tipo de linfocito", explica el investigador aragonés. 


Según Jiménez Schuhmacher, 'Science' se ha fijado en este trabajo porque el inhibidor ya se está probando en enfermos de distintos tipos de cáncer y se podrá saber qué pacientes responden mejor al tratamiento, y  en qué casos hay que intervenir con los otros fármacos si se produce un mecanismo de resistencia. Además, también ha sorprendido saber que la resistencia no procede de mutaciones de las células tumorales, sino de una alteración de su entorno. Un deseo: conseguir su propio grupo de investigación


Alberto Jiménez Schuhmacher se muestra satisfecho de ver publicado en 'Science' el trabajo que inició en su estancia en Nueva  York gracias una beca de Ibercaja y espera que este reconocimiento le permita conseguir mejor financiación para los siguientes pasos de la investigación. "Actualmente, trabajo en la búsqueda de nuevos tratamientos, más específicos y eficaces, frente a las células tumorales del glioblastoma para combinarlos con los que atacan al microentorno". También desarrolla un nuevo método de diagnóstico frente a este tumor e investiga para avanzar en el síndrome de Noonan. Su deseo es conseguir establecer su propio grupo de investigación cuando culmine esta etapa.  


Los restantes firmantes del artículo que encabeza la doctora Johanna Joyce son, además de Alberto Jiménez Schuhmacher, James Sutton, Eric Holland, Jason Huse, Marsha Quick, Leila Akkari, Robert Bowman y Daniela Quail. 


En el CNIO ya hay un aragonés dirigiendo el primer laboratorio de metástasis cerebral de España, Manuel Valiente, quien precisamente acaba de publicar en 'Nature' una investigación dirigida por Joan Massagué.

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