Juan tiene 10 años y está cursando 5º de primaria en un centro zaragozano. En diciembre de 2015 comenzó a sufrir aislamiento y maltrato físico en el colegio. “No le dejaban jugar al fútbol con el resto de sus compañeros, le obligaban a que se fuera a la otra punta del recreo y le insultaban”, explican desde Stop Bullying Aragón. Como él, dos de cada 25 niños escolares españoles pueden ser víctimas de acoso escolar, según datos del Ministerio de Educación.

“Es un tipo de conducta o acción agresiva u hostil repetida en un grupo de personas sobre una persona o varias. Generalmente el acosado está solo sometido mientras que la persona que acosa tiene un lugar triunfante y es reconocida por esa mala cualidad que lo prestigia dentro del grupo”, explica Mónica Cardenal, psicoanalista argentina especialista en niños y adolescentes, e invitada a la segunda edición de Encuentros de Creciendo con Eco, una iniciativa de la Asociación Aragonesa para la Investigación del Niño y el Adolescente (AAPIPNA) que se ha desarrollado en el Centro Joaquín Roncal de Zaragoza.

Como explica Cardenal, nos enfrentamos a un problema mundial y que ha existido siempre. Sin embargo nos encontramos en una sociedad que “parece estar cada vez más concienciada”. No existe un perfil concreto de acosador ni de acosado, sino que “tiene que ver con cómo funciona un adolescente normal frente lo que está bien o mal. Es en estas edades cuando comienzan a confundirse y a revelarse contra la moralidad”. Según la experta, los motivos podrían remontarse a sucesos anteriores ocurridos en edades más tempranas.

Además, asegura que el acoso escolar “es responsabilidad tanto de los propios jóvenes, como de los padres, los educadores, los sociólogos… pero sobre todo de los adultos”. “Si logramos jóvenes que puedan pensar más y que utilicen el lenguaje para comunicarse conseguiremos individuos menos acosadores, y para eso necesitamos adultos que se preocupen por contener sus ansiedades y preocupaciones. En algo estamos fallando y eso es responsabilidad de todos”, concluye Cardenal.

Precisamente con motivo de la celebración del Día Internacional contra el acoso escolar, Infocop Online presentó el I Estudio sobre el Bullying según los afectados y líneas de actuación realizado entre 2009 y 2015. Según el citado estudio, el número total de casos contrastados y atendidos por acoso escolar ha aumentado de forma progresiva en España, cuadriplicándose desde 2009 y con un incremento aproximado del 75% en el último año.

A pesar de que no existen datos oficiales en Aragón, según el último estudio realizado por ‘Save the Children’, en torno a un 10% de los estudiantes consideran que ha sufrido acoso en los dos últimos meses. El dato aragonés es algo inferior, situándose en un 7,8%.

“En Aragón existe un problema real de acoso escolar y cada vez salen más casos a la luz, no porque se denuncie más sino porque estamos más concienciados”, añade. Sin embargo todavía queda mucho trabajo por hacer puesto que “tan solo una de cada tres víctimas se atreve a denunciar”, asegura Paula Gracia de Stop Bullying Aragón. La mayoría de los casos se dan en “alumnos de 3º de ESO, de entre 13 y 14 años, los que más sufren y ejercen el acoso escolar, aunque también se dan casos en tramos anteriores, incluso en Infantil, que no dejan de aumentar”, añade Gracia.

Desde la Asociación abogan por la integración, la prevención, la mediación y la concienciación de las familias. Desde 2015 Stop Bullying Aragón trabaja en el diseño de Programas de Prevención y en la creación de lazos con instituciones relacionadas con menores, colegios, institutos, docentes, AMPAs y servicios públicos para mejorar y sistematizar las respuestas a esta problemática en nuestra comunidad autónoma. “Manifestamos un objetivo claro, dar respuestas estructurales, coherentes, rigurosas, complejas y completas a un problema que ha triplicado el número de afectados en tan sólo 10 años”, concluyen.El acoso escolar del siglo XXI

Las nuevas tecnologías y el aumento de la presencia de niños a edades cada vez más tempranas en las redes sociales han derivado en la aparición de nuevos tipos de acoso, conocido como ciberacoso o ciberbullying.

Precisamente, los padres de Juan descubrieron que era víctima de acoso escolar a raíz de unos mensajes que vieron en un juego en línea de la Play Station. Insultos, vejaciones, intimidaciones e incluso rumores malintencionados sobre él para conseguir que los demás le aislaran. “Bajó su rendimiento académico. El fin de semana estaba muy bien y cuando había que volver al colegio el lunes empezaban las reticencias. Lloraba en su habitación y llegó a decirle a sus padres que se quería morir”, explican desde Stop Bullying.

Asesorados por el equipo de profesionales de la asociación, iniciaron un trabajo en el que implicaron tanto a los padres de los acosadores y de la víctima, como a su tutor y al propio centro. “Ahora hay mucha más observación y se está realizando un seguimiento del caso. El niño se siente mucho mejor, disfruta de nuevo de ir al colegio, y aunque a veces hay algún episodio menor no es nada comparado a lo que había antes”, concluyen