El investigador bioquímico Carlos López Otín ha expresado este sábado que su único mérito ha sido "intentar alcanzar el conocimiento", para lo que ha tenido la "inmensa suerte" de conocer a "unas pocas personas" que le han servido de estímulo y que le han enseñado "a pensar, a sentir y también a ser".

López Otín ha recibido, en el transcurso del acto institucional por el Día de Aragón que celebran juntos las Cortes y el Gobierno autonómicos, el Premio Aragón 2016, la máxima distinción que concede la comunidad, de manos del presidente de la región, Javier Lambán.

El jurado quiso reconocer a un investigador que "encarna los valores humanísticos de Ramón y Cajal y enlaza con figuras extraordinarias como Grande Covián o Luis Oro", además de reconocer una "trayectoria admirable y de proyección internacional", en un contexto en el que el apoyo hacia el mundo de la ciencia y de la investigación parece "más necesario que nunca".

En su discurso, en el que ha estado presente Javier Fernández, presidente de Asturias, comunidad autónoma en la que reside y desarrolla su labor y a la que ha definido como un "Aragón a la orilla del mar", se ha acordado de su localidad natal, Sabiñánigo (Huesca), y de sus maestros, quienes desde que aprendió a leer y escribir le inspiraron la inquietud de "conocer el mundo".

También se ha acordado de sus discípulos, por su constante apoyo en la búsqueda de "los secretos más íntimos de la vida" y de las enfermedades, porque son lo que hace "iguales" a todos.

El científico, en un recuerdo a su trayectoria, se ha enorgullecido por haber podido "conversar con la naturaleza a través de la ciencia", sentido "la emoción de descubrir" y observado "miles de reacciones bioquímicas" en cada célula, para lo que ha tenido como referente al también aragonés Santiago Ramón y Cajal.

Pero ha resaltado especialmente dos aspectos que superan en todo a lo anterior, como la "enorme responsabilidad" de enseñar cada día en las aulas, en los laboratorios o en la calle. "Esto es la educación y es lo que nos hará mejores", ha agregado.

El otro aspecto que ha destacado de su labor es la posibilidad de ayudar a quienes acuden a su laboratorio "en busca de salud y de conocimiento".

Por último, el bioquímico altoaragonés ha expresado que le queda algo de tiempo para seguir con su trabajo antes de llegar al "invierno" de su vida y que su única ambición es "intentar cada día seguir por el mismo camino".

Para ello, no ha olvidado nunca que "la adversidad es la mejor escuela de humanidad", que "la curiosidad es la mayor fuerza de longevidad" y que "la solidaridad es la cumbre más elevada de la felicidad".

Lambán, durante su discurso, ha alabado el genio y el talento aragonés que representa Lopez Otín, y ha bromeado con que en el ejecutivo autonómico se han "apresurado" a premiarle porque "se temían" que se les adelantara la Academia de Estocolmo con un premio Nobel.

Sobre el premiado, el presidente de las Cortes, Antonio Cosculluela, ha insistido en que en estos tiempos la investigación es "más necesaria que nunca" y que mentes como la de López Otín demuestran que Aragón "ha sido, es y será tierra de talento" y "cuna de gentes que han contribuido a transformar el mundo".

López Otín (Sabiñánigo, 1958), es catedrático de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad de Oviedo, donde dirige un equipo de investigación y forma parte del Proyecto Internacional de Genoma del Cáncer.

Varias de las líneas de trabajo iniciadas por él han abierto las puertas a nuevas vías para la cura de diversas enfermedades, gracias al descubrimiento y la exploración de sesenta nuevos genes humanos asociados a enfermedades como el cáncer, así como de la proteína colagenasa-3, presente en procesos tumorales y enfermedades artríticas.

Una quincena de premios nacionales e internacionales han reconocido su labor, como el Premio Carmen y Severo Ochoa 2013 o el Premio Nacional de Investigación Santiago Ramón y Cajal 2008.