El científico Carlos López Otín ha subrayado que en los últimos años "ha habido un cambio radical en el enfoque de la investigación oncológica" ya que "ahora trata de entender de manera global las alteraciones genéticas" y otros cambios moleculares "que presentan los distintos tumores".

Así se ha pronunciado este lunes antes de participar en el ciclo 'Conversaciones en La Aljafería', en el que ha estado acompañado de la profesora de Genética Rosario Osta y la doctora Concha Gimeno, de la Universidad de Zaragoza.

Este bioquímico, natural de Sabiñánigo (Huesca), ha expuesto sus investigaciones en enfermedades como el cáncer o la artritis. Entre sus trabajos más importantes destaca el descubrimiento de más de sesenta nuevos genes humanos asociados a la progresión tumoral.

Según ha precisado, todos los tumores "son genéticos porque surgen por alternaciones en los genomas, pero solo una parte de los malignos, el 10 por ciento, son hereditarios". En estos casos, el defecto está en el progenitor y este "transmite" a su descendencia "una susceptibilidad a ciertas enfermedades y tumores", algo "importante, porque si se diagnostica a tiempo se puede evitar" la patología.

Respecto a los tumores no hereditarios, que "surgen por acumulación de daños durante la vida", ha señalado que "si estamos expuestos o sometidos a agentes que dañan el genoma como, por ejemplo, el tabaco, vamos a acumular esas mutaciones mucho antes y a un ritmo mucho más rápido" que en caso de tener hábitos de vida saludables.

Por eso, ha opinado que "hay algunas estrategias muy bien definidas, como las de salud pública, que permitirán ya recortar el número de pacientes que sufren cáncer". 

López Otín ha explicado que "una vez detectadas las alteraciones moleculares impulsoras de cada tumor concreto se buscan los fármacos más adecuados que puedan bloquearlas, dentro de los disponibles" y, "si no los hay, empieza una nueva tarea de desarrollar nuevos medicamentos para lograrlo".

Este científico aragonés ha remarcado que "todas la claves de la vida están escritas en un lenguaje químico, con apenas cuatro letras -A, C, G y T, que forman el ADN- "y ese es "el lenguajes de la vida y las enfermedades" y por eso su estudio permite conocer "el cáncer, pero también el envejecimiento y la evolución humana".

El científico ha reivindicado la ciencia y sus valores que "deberían ser un motor de progreso, no solo en los países más avanzados", sino en todos". Según ha dicho, "pueden ofrecer conocimiento y respuestas a los problemas que nos preocupan, que no son otros que sostener la vida, que las enfermedades no nos abrumen, que podamos vivir todos un poco más y un poco mejor y que el conocimiento llegue a todos los segmentos de la sociedad".