Hamilton gana en la pista y en los despachos

?El británico consuma un fin de semana perfecto que acabó con polémica al ser investigado por sus neumáticos.

Lewis Hamilton pasa bajo la bandera de cuadros de Monza.
Lewis Hamilton pasa bajo la bandera de cuadros de Monza.
OLIVIER MORIN/AFP

El Gran Premio de Italia de 2015 fue perfecto para Lewis Hamilton. Empezó llevándose los dos libres del viernes, siguió con los del sábado, sumó las tres tandas de la clasificación del sábado, se llevó la victoria, liderando de principio a fin y con vuelta rápida, y hasta acabó imponiendo su criterio al de los comisarios de la FIA en los despachos.


Y es que aunque Hamilton entró en meta con Sebastian Vettel y Felipe Massa por detrás (muy por detrás), la resolución de la carrera no llegó hasta bien entrada la tarde. Justo antes del final, avisaron a los responsables de Mercedes de que había un problema en las presiones de un neumático de Hamilton y de otro de Rosberg, que midieron antes de la carrera. La ilegalidad era mínima: sólo 0,3 PSI en el monoplaza de Hamilton y 1,1 en el de Rosberg. En Mercedes se temieron lo peor, porque había precedentes nada halagüeños: en la GP2 ya habían excluido a dos pilotos, entre ellos al español Sergio Canamasas, exactamente por el mismo problema: las presiones estaban por debajo de lo recomendable.


Tras estudiarlo varias horas y escuchar a todas las partes, la FIA determinó que las mediciones de los neumáticos de los Mercedes no se hicieron en las mismas condiciones que las de los otros coches, porque habían desconectado las mantas térmicas. Sin dichas mantas, la temperatura de las ruedas estaban muy por debajo de la media del resto, razón por la que detectaron esa variación en los datos de los Mercedes.


En pista, poco que contar: Hamilton se quedó sin uno de sus rivales muy pronto. Kimi Räikkönen se equivocó en la salida ("se hizo un lío con los dedos", bromeaba Maurizio Arrivabene al final de la carrera) y se quedó clavado en la parrilla. Sin él, fue Vettel el encargado de perseguir, cual perro perdiguero, al líder del campeonato, más líder que nunca tras la cita italiana. Nico Rosberg también cuajó una mala salida, pero una nueva desastrosa gestión de las paradas en boxes de Williams les privó muy pronto de la lucha por el podio. Hasta la vuelta final.


Rosberg, que no había abandonado en 2015, se quedó a sólo una vuelta de sumar un nuevo podio. Apretar para intentar cazar a Vettel le pasó factura y su motor, que había tenido que cambiar ya el sábado, se rompió. Apenas le restaban unos metros para la meta, y el tercer puesto fue heredado con gusto por un Felipe Massa exultante.


Mientras tanto, por detrás, Fernando Alonso completaba su último paso por el que –de momento– ha sido el peor fin de semana del año. El asturiano apenas pudo luchar por siquiera mantenerse más cerca de los puestos de puntos que de los últimos, y acabó la carrera peleando con su propio compañero por una paupérrima 15ª posición. Intentó aguantar a los Red Bull y a Verstappen, pero fue estéril: de donde no hay no se puede sacar.


Alonso, resignado

De hecho, cuando Alonso notó una súbita pérdida de potencia, casi fue un alivio para él. Venía rodando en 16ª plaza, en tiempos más propios de un Manor que de todo un McLaren, y entró en boxes para dejar su coche en el garaje. Desastroso fin de semana que no podía acabar bien, de ninguna manera, o al menos no de la manera que quería Alonso. Desde McLaren no están nada conformes con Honda y ya piden la cabeza de su máximo responsable, Yashuhisa Arai, al que culpan directamente del absoluto desastre de esta temporada.


El propio Alonso admitía que abandonó en cuanto notó la pérdida de potencia, y sin que nadie se lo dijese. Pilotar un monoplaza que no lleva a ningún sitio es algo a lo que no está acostumbrado el piloto español, por mucho que quiera menospreciar la labor de Ferrari en esta temporada.


Por su parte, Carlos Sainz terminó por fin con la pésima racha de abandonos que llevaba. El piloto madrileño se quedó a 3,5 segundos del décimo puesto en carrera, lo que hubiera supuesto su vuelta a los puntos.


En cuanto a Roberto Merhi, de nuevo, volvió a quedar por detrás de Will Stevens. El castellonense se conformó con llevar su monoplaza a la meta, aunque fuera último, y eso que estuvo a punto de protagonizar uno de los accidentes del año: coincidió con Raikkonen en la entrada de boxes, el finandés frenó más de lo que el español pensaba y Merhi tuvo que poner a prueba los frenos de su Manor. La clavada que protagonizó el castellonense fue de aúpa, pero todo se quedó en un susto.

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