​"Poder volver a mi pueblo ha sido lo mejor que me ha pasado"

22 ancianos viven ya en la residencia de mayores de Saviñán tras esperarla durante 19 años.

Residencia de ancianos de Saviñán
Residencia de ancianos de Saviñán
Monsol S.L.

Las trabajadoras de la residencia de mayores de Saviñán recordarán siempre el día en el que recibieron a su primera residente: Pilar Palacín, una vecina del pueblo con esclerosis múltiple que se había tenido que ir sola a Zaragoza, al hospital de San Juan de Dios, porque en Saviñán no tenían dónde atenderla. Durante nueve meses estuvo en la capital mientras sus hijos, amigos y vecinos de siempre se quedaban en el pueblo. "Cuando la sacaron de la ambulancia que la devolvió a Saviñán Pilar estaba hecha un mar de lágrimas y terminó emocionándonos a todos", recuerda Marisa Solanas, gerente de la residencia.


La emoción era comprensible: la residencia de mayores de Saviñán estuvo 17 años en construcción. Se proyectó en 1994, se iniciaron las obras en 1997 y se hizo tanto de rogar que no se terminó hasta el otoño pasado. Todo debido a la falta de fondos, los desacuerdos entre administraciones y a un cambio de normativa que obligó en 2011 a modificar todo lo que ya estaba construido por aquel entonces (anchura de pasillos, puertas, etc).


Ahora ya lleva diez meses en marcha, es el hogar de 22 ancianos de la zona y ha dado trabajo directo a 14 personas de Saviñán y de los municipios cercanos.

Tres legislaturas paralizada

"Cuando estaba casi acabada se dejó de invertir en ella y estuvo tres legislaturas paralizada. La alcaldía y los vecinos nos empeñamos en sacar adelante esta residencia porque queríamos evitar que los mayores se viesen obligados a dejar atrás su entorno, su vida y su día a día. Al final, aunque nos costó, lo hemos conseguido", explica José Ignacio Marcuello, alcalde de Saviñán.


Pilar, de 70 años, todavía llora cuando recuerda el día de su llegada y cuando intenta contar por qué es tan importante para ella el haber vuelto a su pueblo. Conoce a casi todas las personas que la atienden cada día y recibe visitas constantes de vecinos y familiares. "Me negaba a ser una carga para mis hijos y puestos a ir a una residencia, donde mejor estoy es aquí. Es lo mejor que me ha pasado. No encuentras este cariño en ningún otro sitio", comenta agradecida.


Para lograr la apertura, el Ayuntamiento tuvo que sacar a concurso la conclusión de las obras y encomendar a una empresa privada la gestión de la residencia durante 40 años. Eso sí, pusieron sus requisitos: que hubiese el mayor número posible de trabajadores locales. Y al final todos son de la zona.


Durante la última fase de las obras el Consistorio organizó cursillos para formar a auxiliares de geriatría y responsables de cocina y a día de hoy los 14 trabajadores de la residencia son naturales del territorio, al igual que los proveedores. La comida se hace cada día con productos frescos comprados a productores de Saviñán.


Entre los beneficiados por la apertura de la residencia se encuentra la familia de Rocío Alcaine. Tenía experiencia en ayuda a domicilio pero no formación, así que participó en los módulos de gerocultor para residencias de mayores organizados por el Consistorio y consiguió una plaza en el nuevo equipamiento local. "A cada uno le gusta trabajar donde vive y se valora mucho conseguir un trabajo aquí. Además conoces a casi todos los residentes que van entrando".


Según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, Aragón tiene 248 residencias de mayores en las que viven más de 13.300 personas. 114 están en las tres capitales de provincia y la otra mitad se distribuye entre otros 99 municipios. Las otras 630 localidades de Aragón no disponen de alojamientos colectivos para mayores

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