Mírela y sueñe

Es un cadáver estelar, una nebulosa originada por el material expulsado de una estrella que explotó y se convirtió en supernova, y su imagen asemeja a una mano. Por eso es la mano de Dios.

Mírela y sueñe
Mírela y sueñe

Es una pareidolia, un fenómeno psicológico donde un estímulo vago y aleatorio (por lo general una imagen) es percibido erróneamente como una forma reconocible. Como la imagen que tiene a su derecha en la que verá una mano. Con sus dedos y su muñeca. Se trata de la más famosa del espacio, se le llama la Mano de Dios, tiene dimensiones colosales, nada menos que 150 años luz, y está a 17.000 años luz de nosotros. Como imaginan, no tiene nada que ver con la mano de Dios ("y un poco de mi cabeza") que Maradona atribuyó al golazo que marcó en el partido frente a Inglaterra en el Mundial de México (22 de junio de 1986, para los acérrimos), aunque, ¿por qué no?, pudo ayudarle... A ese gol se le llamó ‘el gol del siglo’ y a Maradona desde entonces ‘Dios’. Tampoco tiene que ver (¿o, sí?) con esa mano de Dios que adorna la Capilla Sixtina desde hace 500 años. Donde Adán, el primer hombre sobre la Tierra, aparece recostado, estático, mientras su brazo izquierdo se extiende para conectar con el dedo de Dios, y recibir con ello la vida...


La Mano de Dios es, para los científicos una nebulosa originada por el material expulsado de una estrella que explotó y se convirtió en supernova. El objeto fue descubierto en los años ochenta, pero ahora es la primera vez que se logra una imagen de alta definición, gracias al telescopio NuSTAR de la NASA, y muestra unos dedos extendidos con el pulgar abierto, por eso se le conoce como la Mano de Dios. Los rayos-X de baja energía, previamente detectados por el observatorio Chandra de la NASA, se muestran en verde y rojo. La foto tomada en 2009 (por Chandra) solo diferenciaba los tonos de azul. Así que la enorme nube de materia cósmica es visible en la zona azul de la imagen que tienen (repito) a su derecha.


Agujeros negros


Aunque no saben si es una ilusión óptica, el equipo de NuStar espera que la Mano de Dios ayude a proporcionar muchos más detalles sobre el fenómeno de los agujeros negros y la forma en que crecen e interactúan con las galaxias. Y es que los agujeros negros son uno de los enigmas de la humanidad, una región finita del espacio en cuyo interior existe una concentración de masa lo suficientemente elevada como para generar un campo gravitatorio tal que ninguna partícula material, ni siquiera la luz, puede escapar de ella. Sin embargo, los agujeros negros pueden ser capaces de emitir radiación, como ya indicaba Stephen Hawking en los años setenta (y que intuimos en la pelicula ‘La teoría del todo’ que lucha esta noche por 5 Óscar). Precisamente el Observatorio Astrofísico de Javalambre (Teruel) buscará ese universo perdido que debe explicarnos cómo llegamos a ser lo que seremos. Porque, además, casi todas las galaxias que conocemos poseen un agujero negro supermasivo en su interior, del orden de millones de masas solares.


Pero volvamos a la Mano de Dios, el cadáver estelar llamado en realidad B1509 y que es un púlsar: gira rápidamente alrededor de siete veces por segundo, disparando un viento de partículas hacia el material que lo rodea, material que fue expulsado en la explosión de la estrella. Estas partículas interactúan con los campos magnéticos alrededor de la materia, lo que los hace brillar con rayos-X . El resultado es una nube que simula una mano abierta. El púlsar no se puede ver en esta foto, pero está cerca de la mancha blanca brillante. Uno de los grandes misterios de este objeto es si las partículas del púlsar están interactuando con el material de una manera específica para que se vea como una mano o si el material tiene en realidad la forma de una mano. Pero el espacio está lleno de cuestiones sin respuesta, porque no alcanzamos casi ni a comprender ni su tiempo ni su dimensión. Quizá nos lo cuenten los dos españoles seleccionados por la empresa Mars One, que pretende crear el primer asentamiento humano en el Planeta Rojo en 2024. Aunque si sucede como está planeado, se irán para siempre, porque nunca podrán regresar...