Plaza detecta que la red de tuberías de la zona comercial está «chafada y rota»

Encarga de urgencia la sustitución de varios tramos, en los que se han formado tres socavones por la masiva fuga de agua.
La DGA achaca todo a la «mala ejecución» de las contratistas, que lo niegan con
un contrainforme

4 de julio de 2014. Tercera dolina abierta, a unos veinte metros del pozo dañado.
Plaza detecta que la red de tuberías de la zona comercial está «chafada y rota»
Oliver Duch

La red de tuberías de la zona comercial de Plaza está «chafada y rota», lo que ha provocado una ingente fuga de agua desde hace más de un año hasta el punto de haber provocado la formación de tres socavones. Así consta en la documentación de la sociedad pública, que ha encargado de urgencia la reparación de los tramos dañados por un importe de 160.000 euros y un plazo de ejecución de dos meses. Las medidas se toman ahora, 15 meses después de que el primer hundimiento sacara a la luz el grave problema bajo la plataforma. Desde entonces, la sociedad pública pretendió que la contratista de la urbanización asumiera las obras y, finalmente, tuvo que esperar a que el consejero de Hacienda, Javier Campoy, autorizara la intervención que mantenía bloqueada la comisión de control de gasto de la DGA. Para ello, intercedió la asociación de empresarios de Plaza (Aepla).


Fuentes oficiales de Obras Públicas aseguraron ayer a este diario que van a emprender medidas legales contra la UTE Acciona-MLN que urbanizó la plataforma, a la que culpan de los daños por la «mala ejecución» de la obra, para lo que cuentan con el respaldo de un informe. Por su parte, fuentes próximas a la UTE declinaron cualquier responsabilidad y negaron las acusaciones con un contrainforme. «El estudio desmonta punto por punto los argumentos de Plaza», señalaron.


Los daños se concentran en las conducciones pluviales y fecales de la zona comercial de medianas, donde se ubica Decathlon, el centro de oportunidad de El Corte Inglés o concesionarios de coches. Varios tramos de las tuberías, construidas en material plástico (polietileno) por expresa petición de Plaza, están «chafados y rotos» al no haber podido aguantar el peso del relleno del talud del área comercial. Dichas conducciones conectan bajo la autovía de Madrid con la depuradora.


El proyecto original preveía que fueran de hormigón, pero la dirección técnica decidió cambiar de material para, precisamente, evitar las fugas. «Al encontrarse Plaza en una zona con elevado peligro de formación de dolinas, se considera necesario extremar las garantías de la estanqueidad de las diferentes tuberías. Por esta razón se ha decidido, en tuberías de hasta un diámetro de 800 milímetros sustituir las de hormigón previstas en el proyecto por otras de polietileno», recoge un documento de 2002 firmado por el director facultativo de la obra, Nicolás Groeneveld, con el conforme del exdirector técnico de Plaza, Miguel Ángel Pérez, y la aprobación del exgerente de la sociedad pública, Ricardo García Becerril.


Las obras, incluidas en la primera fase de urbanización de Plaza, acabaron en 2006 y no hubo incidencias hasta que en abril de 2013 se produjo el primer hundimiento en el vial de salida a la A-2 (dirección Madrid), que sigue cortado al tráfico. Tras una reparación puntual de la conducción, se dejó el agujero abierto, sirviendo de punto de drenaje del entorno. Lo mismo sucedió a unos pocos metros, donde se abrió otra dolina.


El tercer punto de conflicto se originó, de nuevo, en otro pozo de registro situado más lejos, en el aparcamiento junto a los concesionarios. En esta zona no ha llegado a colapsar el terreno, pero se ha tendido una tubería en superficie hasta pasada la vía del AVE ante los daños de la red. Y a unos 20 metros está la tercera sima abierta, descubierta el 4 de julio.


En este tiempo, Plaza ha remitido burofaxes a la UTE exigiendo la reparación, ya que achaca todo a la perforación del sustrato terciario, lo que habría provocado que el agua del freático se colara y deshiciera el asentamiento de la red. La tesis es negada por las fuentes cercanas a la UTE, que inciden en que su contrainforme recuerda que los sondeos de la obra no hallaron la presencia de aguas freáticas, niega que ahora sí haya flujos y destaca que el mantenimiento de los drenajes ha sido deficiente. Dicho documento concluye que todo se debería a fugas de agua por la sobrecarga de las conducciones de polietileno.