La cirugía estética es una de las ramas de la medicina que más avances incorpora día a día. Y eso lo saben muy bien en la Unidad de Estética del Hospital Miraflores, un proyecto innovador, único en Aragón, con tecnología de vanguardia, que surge con el fin de ofrecer los últimos tratamientos en materia de cirugía plástica, reconstrucción y medicina del envejecimiento y belleza, tanto para hombres como para mujeres.

Una unidad, donde, entre otras muchas novedades, realizan la cirugía de aumento de pecho por vía axilar, realizando una incisión en el pliegue de la axila e introduciendo la prótesis a través de la misma. "La gran diferencia que ofrecemos a nuestras pacientes es que incorporamos una cámara endoscópica durante el procedimiento quirúrgico, reduciendo las cicatrices y la exposición de los tejidos", apunta la doctora Sonia Peña, especialista con más de 20 años de experiencia como cirujano plástico, y responsable de esta unidad.

Un conjunto de profesionales entre los que se incluyen cirujanos plásticos, cirujanos generales, cirujanos capilares, médicos estéticos, anestesistas y personal sanitario. "Somos un equipo multidisciplinar con doctores de gran experiencia y reconocimiento, que buscamos la excelencia, el bienestar y la seguridad de nuestros pacientes, a la vez que aportamos honestidad, cercanía y profesionalidad", indica.

Un equipo unido, tal y como recuerda la doctora Peña, quien insiste en que "todos ellos están comprometidos con un único objetivo, ofrecer lo mejor a cada paciente. Trabajar en equipo permite la súper-especialización, porque hoy día es imposible que un solo cirujano plástico domine todas las técnicas y obtenga resultados óptimos", matiza.

Y con el fin de que sus pacientes se sientan mucho más seguros mantienen reuniones periódicas y estudian los casos para aportar lo mejor de cada uno, siempre con el objetivo de mejorar su experiencia.

Sigue adelante

La doctora Sonia Peña es también presidenta de la Fundación Sigo Adelante, que ayuda a mujeres de Pakistán que presentan secuelas funcionales por ataques de ácido. "Ellas son conscientes de que nunca volverán a tener la cara que tenían y lo único que les preocupa es poder vivir con cierta normalidad y recuperar, en la medida de lo posible, su dignidad, esa que les fue arrebatada", concluye.