La formación profesional en Aragón oferta 133 ciclos formativos y 12 cursos de especialización diferentes, en 144 centros docentes (centros integrados de formación profesional, IES y centros privados concertados).

De todos ellos, 50 ciclos se pueden estudiar en modalidad bilingüe, otros 39 en modalidad dual (con un contrato laboral o beca remunerada en alguna de las 223 empresas aragonesas involucradas) y 22 ciclos en la modalidad a distancia, constituyendo una de las ofertas formativas más completa y diversa, posibilitando un abanico muy amplio de elecciones vocacionales conducentes a la obtención de una profesión.

Metodología

Si bien la amplia oferta formativa llama la atención, cabe señalar que su elemento más distintivo es el aprendizaje enfocado al desarrollo de competencias a través de la práctica profesional en el centro docente y en la empresa. El alumnado aprende de forma práctica aplicando los conocimientos adquiridos en situaciones simuladas y reales relacionadas con el perfil profesional de los diferentes ciclos formativos.

Además, en muchas de estas titulaciones se aplican las metodologías activas de aprendizaje colaborativo basado en retos reales, como son los denominados ciclos A.0, planteando retos reales intermodulares que desarrollan mejor esas competencias blandas, tan valoradas en el empleo, como la creatividad, el trabajo en equipo o la autonomía en el aprendizaje.

Itinerarios

Cada ciclo formativo de formación profesional de grado básico, medio o superior prepara para una profesión diferente. Si se quiere ser cocinero, por ejemplo, la formación más adecuada es el ciclo formativo de grado medio en Cocina y Gastronomía; mientras que si se quiere gestionar un restaurante o dirigir una cocina, resulta más adecuado el ciclo de grado superior en Dirección de Cocina.

Sin embargo, aunque sea un aprendizaje finalista conducente a una profesión, también es una modalidad formativa que lleva inmerso en su ADN el paradigma del aprendizaje a lo largo de la vida. Es la formación que más pasarelas e itinerarios ofrece al alumnado, permitiendo que una persona pueda acceder desde el grado básico al grado medio, de ahí al grado superior y después a la universidad, teniendo también la opción de optar a los cursos de especialización de la FP.

Estos otorgan una especialización a personas ya tituladas en FP, tanto en grado medio, como en grado superior, con la digitalización del sector productivo. Ciberseguridad, inteligencia artificial, big data, realidad virtual o drones son solo algunos ejemplos de estos cursos, que otorgan además una titulación de máster de FP.

La flexibilidad de itinerarios y oportunidades que genera la FP es útil también para trabajadores en activo y desempleados que poseen una amplia experiencia pero que carecen de una titulación oficial. A través de los Procedimientos de Evaluación y Acreditación de Competencias (PEAC), estos y estas profesionales acaban obteniendo un reconocimiento formal de su competencia, que les permite abrir un gran abanico de posibilidades para completar su formación, facilitando la obtención de un título oficial de FP y ampliando sus posibilidades de desarrollo profesional.

Empleabilidad

Tampoco hay que olvidar otra de las características más destacadas de la FP: su alto grado de empleabilidad. En el año 2021, el 36,79% de las ofertas de empleo solicitan un nivel relacionado con la formación profesional, colocándose ya por encima de las ofertas que exigían titulación universitaria (un 36,42%), según datos correspondientes al informe Infoempleo-Adecco 2021.

Las previsiones que maneja Eurostat para el año 2024 son que el 50% de las ofertas de empleo demanden profesionales con niveles formativos asociados a la FP, frente al 40% que exigirán niveles de educación superior y el 10% para puestos sin cualificación. En España, actualmente tan solo un 25% de la población activa tiene una titulación de FP. Ante este desequilibrio en el mercado laboral, la FP se perfila como la mejor opción de futuro.

Guillermo Mestre

Perspectiva

La formación profesional es, en definitiva, una formación activa y flexible, es práctica profesional y empleabilidad y lo es para todas las personas, porque las profesiones no distinguen de sexos, solo requieren de talento, competencia, interés, compromiso, etc…y todas ellas son características inherentes a las personas.

Si existen sesgos en la elección vocacional, se pierden oportunidades de empleabilidad. Por ejemplo, en las formaciones profesionales con mejores perspectivas de empleo, como las del sector de la instalación y mantenimiento, la fabricación mecánica, o la de informática y comunicaciones, las alumnas matriculadas son minoría. Por eso, además de la ciencia, la FP también necesita alumnado femenino en numerosos sectores.

La orientación profesional juega un papel determinante y ferias como Orienta son una herramienta para mostrar al alumnado que la FP es formación, empleo y una oportunidad para todos y para todas, una oportunidad para ti.