Automatización, nube, asincronía, escalabilidad, algoritmos, amplificación, realidad aumentada o inteligencia artificial. Estos son algunos de los conceptos con los que, por muy futuristas o innovadores que resulten, las empresas deben comenzar a familiarizarse para no quedarse atrás en el imparable proceso de transformación digital en el que la sociedad se encuentra inmersa y que cada vez avanza a mayor ritmo.

De hecho, según el informe 'CEO Outlook 2020: COVID-19', la crisis sanitaria ha impulsado el proceso de digitalización de las empresas en España hasta un 80%. De hecho, hasta un 50% de las organizaciones apunta que su digitalización se sitúa meses por delante de lo esperado, y otro 30% considera que actualmente se encuentran años por delante de lo que esperaban antes de la pandemia.

Junto a la digitalización, la innovación, la sostenibilidad, la transformación cultural, la diversidad y el emprendimiento son los seis pilares que toda empresa debe tener en cuenta para garantizar su futuro. Así lo señalan desde Ibercaja Empresas, que ha elaborado un cuestionario para conocer cuál es la realidad de las empresas y en qué aspectos puede mejorar de cara a los próximos años, teniendo muy presente dicho ámbito digital.

Desde esta entidad apuntan también que la digitalización no es solo una cuestión tecnológica, sino que requiere "un cambio en la mentalidad, la estructura y los procesos de las empresas. En realidad, va mucho más allá del cómo se ejecuten, para incidir en el para qué se ejecutan y cómo pueden optimizarse", señalan. Además, "todo lo que no sea ‘software’ o digital, posiblemente se dará a conocer a través de canales digitales, por lo que al menos una parte de la cadena de valor tendrá un componente digital".

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El ejemplo del sector financiero

Desde Ibercaja apuntan que poner en el centro de acción a las personas, tener predisposición al cambio y aprender a gestionar los recursos y las nuevas oportunidades son clave para impulsar la digitalización dentro de cualquier empresa o negocio, sea del sector que sea.

Un buen ejemplo de este proceso es el que está viviendo el sector financiero, que también está experimentando cambios con la aceleración de la transformación digital del último año: mientras que el modelo de banca tradicional va perdiendo peso, los clientes se vuelven más exigentes en cuanto a su experiencia de usuario, lo que está obligando a las entidades bancarias a reinventarse para no perder su volumen de negocio.

Así, han surgido nuevas opciones, como el concepto de Open Banking -la apertura de la información bancaria a terceros a través de una interfaz de programación de aplicaciones en abierto-, que ha permitido establecer alianzas entre los bancos tradicionales y las Fintech (hasta entonces sus competidores), generando un impacto positivo en ambas entidades.