Convertir los pueblos en una opción más donde vivir. Este es el objetivo que persiguen muchos municipios aragoneses que buscan, a través de iniciativas para fomentar la atracción y fijación de nuevos habitantes, la manera de hacerse visibles y reivindicar el encanto de vivir en ellos frente a las ventajas que ofrecen las ciudades. Y los datos demuestran que, en algunos casos, estas políticas están dando resultado.

Según el Instituto Aragonés de Estadística (Iaest), en el año 2021, 2.294 personas se mudaron a alguno de los municipios de la Comunidad de menos de 1.000 habitantes. Esta cifra, lejos de representar un caso aislado, consolida un cambio de tendencia iniciado en 2018 y supone un rayo de esperanza ante el grave problema de la despoblación del mundo rural. Si hace cuatro años fueron 474 los nuevos moradores que se establecieron en alguna de estas localidades, en 2019, el número creció hasta los 487, alcanzando su mejor cifra en 2020, con 4.107 pobladores, un aumento probablemente motivado por la pandemia.

Sobre el porcentaje de municipios aragoneses con variación residencial positiva, en 2021 fue del 60,1%, habiendo llegado hasta el 71,5% en 2020.

En cuanto al conjunto de los núcleos aragoneses, los datos muestran que estos atraen más población de la que se marcha, incluyendo los municipios de menos de 100 vecinos y los que tienen entre 500 y 1.000 habitantes.

En comparación con otras comunidades españolas, cuyas cifras de pérdida de población eran, hasta ahora, similares -como Castilla y León o Galicia- y con la media nacional, Aragón lidera la recuperación de habitantes en sus municipios más pequeños, lo que implica que la capacidad de atracción de población es mayor.

Variación poblacional en Aragón

En total, en Aragón se produjeron durante el pasado ejercicio 56.080 altas y 68.220 bajas en los padrones municipales de habitantes de la Comunidad, motivados por cambios de localidad de residencia, nacimientos, defunciones, inclusiones indebidas y bajas por caducidad.

Por provincias, estas estadísticas reflejan que la única que registró datos negativos en la Comunidad fue Zaragoza: su saldo migratorio interior fue de -363 y el exterior de -14.743. Mientras, Huesca contabilizó un incremento de 1.658 habitantes y Teruel de 945.

De las 56.080 altas que se produjeron en los municipios de Aragón durante el año 2021, en el 30,6% de los casos el origen era una localidad de otra Comunidad Autónoma –Cataluña, Madrid, Comunidad Valenciana, Andalucía y Castilla y León, principalmente–, y en un 29,4% la procedencia de los nuevos vecinos era el extranjero.

El resto, 22.420, eran aragoneses que en 2021 cambiaron su lugar de residencia dentro de la Comunidad. De ellos, 5.349 se mudaron a la provincia de Huesca, 2.783 a la de Teruel y 14.288 a la de Zaragoza.

El reto demográfico

Aunque en el año 2021 se registraron en Aragón 9.454 nacimientos, un 3,95% más que el ejercicio anterior, según los datos provisionales del Instituto Aragonés de Estadística, el reto demográfico sigue siendo uno de los principales desafíos a los que se enfrentan los municipios de la Comunidad. El año pasado, el crecimiento vegetativo aragonés volvió a ser negativo. Las defunciones superaron a los nacimientos en 5.031 personas.

Con nombre propio: las localidades que trabajan para atraer población

Las localidades zaragozanas de Bisimbre, Herrera de los Navarros, Novillas, Alloza, Sierra de Luna, Villar de los Navarros, Las Pedrosas y Pozuelo de Aragón, las turolenses de Formiche Alto y Cedrillas y los municipios oscenses de Barbastro y Monzón sirven para ejemplificar la constancia, el trabajo y la vocación municipal por conseguir atraer y fijar nuevos habitantes.