El auge de la automoción y el salto internacional de las empresas

En el mes de agosto de 1982 no solo emprendía la marcha el Estatuto de Autonomía aragonés, sino que también lo hacía el primer Opel Corsa que salía de la factoría de General Motors (GM) en Figueruelas, conducido, además, por el entonces rey Juan Carlos. El desembarco de la fábrica de coches estadounidense en el municipio zaragozano es, sin duda, uno de los hitos del desarrollo de la industria en Aragón, que supuso la creación de miles de puestos de trabajo y de decenas de empresas auxiliares. "La incidencia de la planta no fue solo económica, sino que también supuso la modernización del tejido industrial aragonés y la mejora de la imagen de Aragón, que pasó de región fundamentalmente agraria a ser vista como una ‘comunidad industrial", apunta Manuel Teruel, presidente de la Cámara de Comercio de Zaragoza durante los últimos veinte años.

No obstante, cabe destacar que la elección de Zaragoza como destino de su producción no fue casual. De hecho, Teruel afirma que "cuando se aprobó el Estatuto de Autonomía, el porcentaje de trabajadores en el sector secundario en la provincia de Zaragoza era del 42%". También en este aspecto incide Javier Ferrer, primer presidente de la Confederación de Empresarios de Aragón en 1982, entonces CREA, y actual presidente de la Federación de Empresarios del Metal de Zaragoza: "GM se estableció porque ya existía una moderna industria y una importante red de servicios a su alrededor, con un sector del metal potente como el que representaba la fabricación de maquinaria, tal y como evidenciaba la celebración de las ferias FIMA y Smopyc". Ferrer añade que este caldo de cultivo se remonta a la década de los años sesenta, cuando el Gobierno de España estableció que Zaragoza sería uno de los polos de desarrollo industrial a nivel nacional. Labor que continuó y potenció el Consejo de Cámaras de Comercio e Industria de Aragón, junto con la promoción de otros ejes industriales en la Comunidad, haciendo converger, en ese contexto de renovado espíritu aragonesista, los intereses empresariales de las tres provincias.

Al mismo tiempo que progresaba y crecía el peso del sector de la automoción, se experimentaba un gran avance en productividad, calidad, seguridad, investigación, servicio e higiene del trabajo en el ámbito industrial. A este desarrollo también contribuyeron otras empresas aragonesas, según afirma el que fuera presidente de la Cámara: "Destacan unas cuantas industrias vinculadas a potentes grupos multinacionales, algunos de ellos de cabecera aragonesa, fabricantes de electrodomésticos, papel, vidrio, colchones y somieres, maquinaria de obras públicas, cemento o productos químicos".

El 12 de junio de 1985 se formalizaba el ingreso de España en la Comunidad Económica Europea, lo que supuso otra revolución en el tejido industrial aragonés. "Teníamos un gran temor porque desaparecían los aranceles y debíamos competir con los países europeos". Sin embargo, - añade el expresidente de CEOE Aragón-, el empresario aragonés se mentalizó de que tenía que modernizarse y estuvo a la altura".

En la internacionalización de las empresas jugó un papel importante la transformación de la Feria de Muestras en los años ochenta, llegando a ser una de las mejores de España. Se trasladó a las actuales instalaciones de Feria de Zaragoza en 1986, cuando se inauguró con 360.000 metros cuadrados, 85.000 de ellos para área de exposición.

Tecnología y sostenibilidad marcan el devenir empresarial 

En Aragón la actividad industrial supone el 26,5% del Valor Añadido Bruto, frente al 21,7% que representa la media española, lo que constata esa fuerte vocación industrial que se ha mantenido con el paso del tiempo. Eso sí, en ese repaso histórico ha jugado un papel crucial la diversificación, tanto en productos como en mercados, que ha marcado las políticas de desarrollo industrial en la Comunidad.

Una de las apuestas más importantes en este sentido ha sido la potenciación de la logística, que se materializó con la Plataforma Logística de Zaragoza (Plaza), cuyo proyecto se presentó con el objetivo de reducir la dependencia de la industria aragonesa del sector de la automoción. En 2002, comenzaron las obras y 36 meses después, en 2006, fue inaugurada la primera fase por el presidente de la Diputación General de Aragón, Marcelino Iglesias.

Antes incluso de la inauguración oficial respondieron grandes empresas al proyecto, entre las que destacó Inditex, que estableció en Plaza el mayor centro de distribución de prendas de la compañía ya en 2003. Además de arrancar la mayor plataforma del sur de Europa y ser imán de numerosas empresas, movió y actualizó el aeropuerto de Zaragoza. En la actualidad, Plaza ya cuenta con más de 350 empresas, que suponen más de 15.000 trabajadores.

José Miguel Marco

En este repaso a la historia más reciente destaca la celebración de la Exposición Internacional en 2008, que supuso un gran espaldarazo para la economía aragonesa "que se dejó notar también en la industria, por la mejora de las infraestructuras y el desarrollo de la capital, donde se agrupan las principales empresas", según señala el expresidente de la Cámara de Comercio de Zaragoza Manuel Teruel. En las últimas décadas también se ha asistido a la consolidación del sector agroalimentario: "La política de las denominaciones de origen y el establecimiento de los consejos reguladores han supuesto una posición más competitiva en el mercado", señala Teruel.

La actividad agroalimentaria se fortalece en la Comunidad gracias al establecimiento de la segunda plataforma de Bonarea Grupo en el municipio zaragozano de Épila, mediante la cual se abastecerá a las tiendas aragonesas del grupo y permitirá el crecimiento de la compañía hacia Navarra y la zona norte, Madrid y zona centro y Levante. La trascendencia del proyecto hizo que fuese declarado de interés autonómico y de especial interés general por el Gobierno de Aragón en el año 2017. Su máximo representante, Javier Lambán, declaró en una visita a las obras del complejo que "la combinación virtuosa de logística y agroalimentación es lo que convertirá esta gigantesca planta en un emporio productivo de primer orden".

Otro de los sectores estratégicos en las políticas de diversificación industrial de Aragón ha sido el de las energías renovables. La región casi duplica ya el porcentaje de generación renovable fijado en el Plan Nacional de Energía y Clima 2021-2030. Si el objetivo es llegar al finalizar la década con un 42% de producción verde, la Comunidad rozaba en otoño el 80% y su aportación no para de crecer, tal y como recogía este mismo diario el pasado mes de marzo.

Según los datos oficiales de Red Eléctrica de España (REE), el 79,7% de la energía que produjo Aragón en 2021 fue renovable. Si en 2020 ya se aportaron 10,2 millones de megavatios/hora verdes, el año pasado se incrementaron hasta rozar los 12 millones. De nuevo, la aportación de la energía eólica ha resultado clave, con 7,9 millones, seguida por la hidráulica (2,2) y la solar fovoltaica (1,7). La situación es muy distinta a nivel nacional, dado que la generación verde es un tercio inferior.

Estos últimos años han sido noticia las inversiones acometidas por grandes grupos farmacéuticos internacionales, que aúpan actividades de gran proyección en la Comunidad como la biotecnología. Actualmente, el sector de la farmacia ya cuenta con alrededor de 4.000 afiliados a la Seguridad Social, que llegó a facturar 6.000 millones de euros el pasado año, con medio centenar de empresas en las ramas de fabricación de productos farmacéuticos, de equipos de radiación, electromédicos y electroterapéuticos, y de instrumentos y suministros médicos y odontológicos.

Otra de las grandes inversiones que recalan en Aragón es la del grupo norteamericano Amazon, dedicado al comercio electrónico. A los dos centros logísticos que se están implantando en Plaza, hay que sumar los 2.500 millones de inversión en los centros de datos de la región ‘cloud’ en Huesca, Villanueva de Gállego y El Burgo de Ebro. Todo un polo de atracción para otras empresas punteras del sector tecnológico que garantizarán el desarrollo industrial del territorio durante, al menos, otros cuarenta años más.