baloncesto

El Casademont se abona a la épica y pasa a semifinales

La ‘marea roja’ empujó al equipo para remontar la desventaja de nueve puntos que trajo de Madrid. Estudiantes luchó desaforadamente pero sucumbió en un agónico final

Partido del Casademont contral el Estudiantes
Tanaya Atkinson hizo un partido muy completo con 16 puntos y cinco rebotes.
José Miguel Marco

El Casademont Zaragoza se ha abonado a la épica, sobre todo, cuando juega en el Príncipe Felipe. Son decenas las crónicas de sus partidos que comienzan con la palabra «gesta» o «hazaña» o con el recurso «lo han vuelto a hacer». Las jugadoras de Carlos Cantero están malacostumbrando a la afición a los finales felices y ayer, aunque estaban contra las cuerdas frente a un rocoso Estudiantes que defendía sus nueve puntos de ventaja cosechada en Madrid, las rojillas demostraron que merecen estar en las semifinales de la Liga Femenina Endesa. Su rival se conocerá esta tarde y será el vencedor de la eliminatoria entre el Valencia Basket y el IDK Euskotren.

Fue gracias a la intensidad, la concentración, el juego coral y una gran defensa cómo se consiguió, desde el primer minuto, ir cosechando una aparente cómoda renta (se llegó a ganar hasta de 21), que –en realidad– no era tal si se restaban los nueve puntos que había que remontar. El primer cuarto transcurrió con la velocidad del rayo pero ya se veía que la actitud de las zaragozanas distaba mucho de la mostrada hacías apenas tres días en Magariños. El juego no era del todo brillante, pero sí solvente y efectivo: Estudiantes encontraba el aro con dificultad y eso hablaba muy bien de la férrea defensa de las de Cantero. Dos triples de Petra Holesinska enloquecían a la grada y al acabar los primeros diez minutos de juego el Casademont ya mandaba por 17-7. Quedaba aún mucho partido y los aficionados trataban de contener la euforia.

El segundo cuarto siguió una tónica parecida, con Estudiantes sumando desde el tiro libre y Atkinson haciendo daño con sus contraataques. Cuando el ataque aragonés parecía que se espesaba, la solución pasaba por dar balones a Leo Fiebich, que anotó seis puntos de mérito en un visto y no visto. Al descanso se llegó con un placentero 35-19, que hablaba muy bien de la garra defensiva del Casademont, habida cuenta de que en Madrid, en solo el primer cuarto, el Estudiantes les encajó 25 puntos, es decir, más que en toda la primera mitad en Zaragoza.

Emoción hasta el final

Aunque la fiesta comenzaba a intuirse en la grada, las de David Gallego tenían otros planes y quería demostrar que no estaban en el Felipe de comparsa. En la reanudación se disparó la ventaja zaragozana hasta el 42-21 y, aunque la eliminatoria parecía encarrilada, aquello fue un espejismo. Un parcial 0-9 para las madrileñas –comandadas por una estupenda Gracia Alonso de Armiño, exrojilla, que acabó con 17 puntos– volvió a poner emoción al partido. De pronto, se había pasado del 44-23 al 44-32 y la afición comenzaba a comerse la uñas ante un incierto desenlace. El mal tercer cuarto del Casademont permitió que Mawuli volvió a reencontrarse con el acierto y Estudiantes llegó a tener varios tiros para rebajar la ventaja de diez y dar la vuelta a la eliminatoria.

Tras este bache, las de Cantero volvieron a tirar de ‘rasmia’ y al trabajo constante de Atkinson se sumó un buen tramo final de Diallo y un par de robos de balón decisivos de Vega Gimeno, que también convirtió un triple para dar tranquilidad. La capitana podía haber disputado ayer su último partido, pero no. Habrá, al menos, uno más. Los diez minutos finales se hicieron larguísimos y agónicos, pero el Casademont templó mejor los nervios y consiguió colarse por segunda vez consecutiva en las semifinales de la liga.

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